Miercoles 16 de Enero del 2013 |
1-7 / Septiembre / 2012
Antonio Reyes
Antonio Reyes

Manlio Fabio Beltrones: ¿Una nueva economía política?

La ciencia económica en sus inicios fue denominada economía política. Identificada como una ciencia moral, en la tradición científica convencional, terminó siendo llamada en el siglo XX simplemente economía (economics), bajo la dominancia teórica anglosajona.

En este suceder, el término economía política como tal acabó esencialmente capturado por el estudio histórico de los modos de producción o francamente por la corriente marxista. Casi a la par de la reforma económica de los 1980's, surgió el estudio y análisis de los resultados económicos de las decisiones políticas e institucionales. Más, recientemente, bajo esa visión ha sido acuñado el término "nueva economía política", mayormente asociado a la Universidad de Harvard, a partir de los trabajos hechos por Alberto Alesina, economista de origen italiano.

Así, ha resurgido claramente en este principio de siglo la preocupación de la vinculación entre política y economía, como tema contemporáneo de la ciencia triste, después de que casi durante un siglo los economistas teóricamente habían olvidado la vinculación funcional de la política con la economía. Sin entrar en mayor discernimiento sobre su definición, para fines instrumentales se puede decir que la economía política se refiere a las decisiones en materia económica que emergen directamente de la esfera política, según la ideología de un grupo político, partido en el poder o gobierno.

Bajo esta tesitura, es obvio que las políticas macroeconómicas reflejarían mayormente las preferencias de las decisiones políticas y su carga ideológica en materia económica por parte de quienes detentan el poder. De igual forma, que tales políticas macroeconómicas evidenciarían los compromisos reales que los gobernantes asumirían fehacientemente ante la ciudadanía y la sociedad, especialmente para el cumplimiento de los compromisos asumidos en el proceso democrático por el cual fueron ungidos al poder. Comprensiblemente, en ningún sistema democrático es posible imponer decisiones políticas desde una óptica ideológica única. Ni dentro de un partido o grupo gobernante hay una sola visión ideológica que se torne en decisiones de gobierno unilaterales. Por ello, lo posible dentro de lo deseable es divisa entre el gobierno, el partido dominante y los otros partidos, los otros poderes formales y los poderes facticos. Indubitablemente, ello también acontece entre las fuerzas al interior del partido en el poder, siendo a veces también el caso al interior del gobierno, especialmente en los sistemas parlamentarios.

Estas posibilidades de la acción política, históricamente demostrables, muchas veces son obviadas por los comentaristas políticos, tratando de hacer parecer que la tierra es plana. Tal omisión o intención también parece ser el caso de algunos actores políticos y organizaciones partidistas, como lo demuestran los recientes acontecimientos post-electorales en México.

Dentro de este marco, desde la pasada campaña electoral federal han surgido los señalamientos y las críticas a tres reformas a las que ambiguamente se comprometió el candidato presidencial triunfador. Estas reformas han comenzado ya a ser debatidas: la reforma de Pemex, para abrir esta entidad pública a la inversión privada; la reforma laboral, para flexibilizar contrataciones, despidos y perfeccionar las pensiones; y la reforma fiscal, especialmente para generalizar los impuestos y evitar los tratamientos especiales.

Conforme el tiempo ha ido transcurriendo, el contenido general e intención de tales reformas se han ido matizando y su intención final se ha ido diluyendo, sin que por ello dejen de ser tema de debate. Aún más, ha corrido la especie de que el presidente Calderón se ha comprometido a presentarlas, como iniciativas preferentes para ser atendidas por el legislativo antes de que haya cambio presidencial en diciembre próximo. De ser el caso, más que un favor al posible futuro presidente, es posible que tales iniciativas serían un buen coctel para ser degustado con marchas y estridencias durante los próximos tres meses. Con intención para evitar tal escenario, aparentan inscribirse las tres iniciativas prioritarias anunciadas directamente por Enrique Peña Nieto (EPN), referidas más al ámbito netamente administrativo y político, que al económico.

En tal contexto, también puede juzgarse el posicionamiento Público de Manlio Fabio Beltrones (MFB), futuro líder del PRI en la Cámara de Diputados, en materia de la aplicación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a las medicinas y a los alimentos. Este posicionamiento contrasta fuertemente con el mensaje que trasmitió Videgaray, coordinador de la campaña de EPN, a los medios internacionales. Por su trascendencia y consecuencia vale su análisis.

En efecto, "Luis Videgaray, jefe de campaña y hombre visto como el posible secretario de Hacienda en el gobierno de EPN, dijo que para una reforma fiscal debería estar en la discusión gravar con el IVA alimentos y medicinas, un tema polémico en México pero que permitiría elevar fuertemente la recaudación tributaria." "Hay que eliminar las exenciones todas, en IVA e ISR", acotó (Reuters España, sábado 17 de marzo de 2012 17:15 CET).

Sin embargo, ante el gran ruido mediático y político generado en México, "más tarde el asesor aclaró en una carta enviada a Reuters que ni el candidato Peña ni su partido tienen dentro de sus propuestas aplicar el IVA a medicinas y alimentos." A pesar de tal aclaración, el posicionamiento político ya estaba hecho públicamente, despertando recuerdos de dos eventos pasados que le significaron un costo político al PRI.

En efecto, el aumento del IVA del 10 % al 15 % en el régimen Zedillista, en medio de una procaz expresión de triunfo, hecha por el entonces líder priista de la bancada en la Cámara de Diputados, fue la antesala, según algunos analistas políticos, de la perdida de la mayoría legislativa en 1997, por primera vez en la historia de ese partido político. Con tal cambio político legislativo, hecho en el contexto de una crisis económica severa, comenzó la alternancia política, de acuerdo a ciertos comentaristas, que habría que instaurarse realmente en el 2000, al ganar el PAN la presidencia de la República. Para otros fue el inicio de un nuevo régimen, que, en todo caso no acaba de nacer. Por lo que el ancien régime sigue haciendo de las suyas, y de manera más generalizada, dada la balcanización político-administrativa que sufre el país.

Por la misma temática de generalización del IVA, en la segunda legislatura Foxista se presentó un rompimiento al interior del PRI, que produjo la caída de Elba Esther Gordillo como líder de la fracción parlamentaria de ese partido. Tal aumento del IVA a medicinas y alimentos fue convenido, se dice, entre el Secretario de Hacienda y Crédito Público y la líder, también Secretaria General del PRI, ante la presencia y diligencias del ex-presidente Salinas.

A la postre, la Gordillo renunció al PRI y terminó, según algunas crónicas, operando a favor del candidato presidencial panista y actual presidente de la República. El liderazgo vacante, así creado, fue asumido justamente por MFB, quién ahora camina políticamente sobre un campo minado por una posible nueva iniciativa fiscal que desde la perspectiva de la economía política alentaría la oposición y la repulsa de buena parte de la ciudadanía. De eso y de otros riesgos, el personaje en marras da la impresión de haberlos vivido y asumido. Además de que su historia de vida y política lo llevarían por otros derroteros de política económica.

Bajo comunión con estas consideraciones, MFB "señaló que se ha generado un falso debate sobre un posible ajuste al Impuesto del Valor Agregado (IVA), por lo tanto, debemos buscar otras propuestas para elevar los ingresos del Gobierno federal" (El Economista. mx, 24 agosto, 2012 - 14:44 Crédito: Notimex). Enfático, casi como actor principal del mismo, declaró que "El próximo Gobierno va a combatir la evasión fiscal, acabar con privilegios, regularizar los huecos que permiten la fuga de millones de pesos y optimizar el gasto para captar la mayor cantidad de recursos económicos, antes de pensar en una posible alza de impuestos".

En lo específico de los resultados de la "política económica" seguida "Apuntó que es necesario dejar atrás la mediocridad que sólo ha generado un crecimiento económico promedio de 2%, por lo que es necesaria una reforma fiscal que tenga como metas alcanzar un crecimiento económico, generación de empleos, reducir la pobreza, abatir la desigualdad social y combatir la delincuencia."

Las declaraciones precisadas por Videgaray y el posicionamiento de MFB contrastan fuertemente sobre una reforma que es urgente para el país. En el primero el medio es el fin, la política fiscal como simple medio recaudatorio. . En el segundo caso, como la teoría económica convencional lo indica, la perspectiva es la política fiscal como ingresos y egresos, con un claro objetivo y derrotero. A mayor abundamiento y relativa reiteración, MFB enfatiza que la política fiscal debe tener metas de crecimiento, empleo, reducción de la desigualdad y la delincuencia. Hay que colectar más recursos para gastarlos de manera más efectiva, dice MFB.

En tanto se ha difundido que "Una vez más el IVA será motivo de división entre los priistas." […] y que Enrique Peña Nieto asegura que "es una importante fuente de recaudación tributaria que debe de ser revisada", los propios priistas proclaman que el Programa de Acción de su partido está en contra del IVA en alimentos y medicinas (24 de agosto, http://www.24-horas.mx/pugna-en-pri-evita-aumento-de-iva/). Tiempo habrá para ver que hace el potencial entrante gobierno y los otros poderes. Sin titubeo y sonrojo, se puede afirmar que lo declarado por MFB significa un gran viraje en la economía política hasta ahora seguida, economía política que sin miramientos se inició con Ernesto Zedillo. Esa economía política, llevada al extremo en estos doce años de alternancia, terminó acrecentando los monopolios, la desigualdad social, generando insuficientes empleos, ampliando la inseguridad y la violencia. Pero también con el sistema de ampliación fiscal de tiempo de pérdidas (10 años) y de consolidación fiscal (100% de pérdidas y ganancias) y el gasto público caótico se terminó por colapsar las finanzas públicas (endeudamiento neto anual de medio billón de pesos y caída de la inversión pública), acrecentando la corrupción.

Son otros los tiempos. Es otra la conciencia de millones de mexicanos. Hay un reclamo y hartazgo social que toca ya todas las puertas, ojalá que MFB abra la puerta del poder legislativo y asuma su tiempo histórico. Tiene la oportunidad de honrar sus palabras para hacerlas acción. Los valores son destino de los hombres y de los pueblos. Bienvenida una nueva economía política que desate el potencial productivo, el empleo nacional y beneficie a la mayoría; una nueva economía política para el bien de todos.

Por: Dr. Antonio Reyes
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