La debilidad del Estado no es un tópico menor pues es percibido por muchos, aceptado por muy pocos y negado por los gobernantes. De esta forma, la llegada del priísta Enrique Peña Nieto a la Presidencia, supone un corte de caja al trabajo federal efectuado por el presidente (hasta las primeras horas del 1º de diciembre) panista, Felipe Calderón.
De acuerdo a la publicación "Construyendo el Futuro de México", la gobernanza es un proceso mediante el cual las sociedades se dirigen, mediante la orquesta de recursos públicos, privados y sociales, con prioridades como la seguridad y la autonomía democrática.
Tal vez este libro explica un poco las fatales declaraciones que en su momento hizo el expresidente de México Vicente Fox, quien argumentaba que "debemos retornar al mandato supremo de la democracia, y si la gente se manifiesta libremente a favor de un puntero y logra que ese puntero obtenga el triunfo, reafirmaremos la voluntad popular", esto al justificar que el triunfo del PRI en la elección presidencial, no sería un retorno al pasado pues el sistema de gobierno y democrático se encuentran blindados ante posibles abusos de poder, por parte del tricolor.
En este apartado el ejemplar publicado por el Tec de Monterrey, argumenta que la democracia por si sola, podría llevar al absurdo de que las mayorías eligieran a gobernantes o políticas que restringieran los derechos humanos y que estas políticas se aplicaran dentro de un marco legal.
Pero dejando de lado esta introducción de lo que podremos ver en el mediano plazo en la administración federal de Peña Nieto, es preciso dimensionar el paquete que Calderón entrega al líder tricolor, una vez que le releve a este la banda presidencial.
Según "El Legado del Sexenio", trabajo elaborado por el Centro de Investigación y Negocios del ITESM, el sexenio del panista ha debido remar contracorriente, pues a decir de su autor, el doctor José Luis de la Cruz, en términos sociales como la pobreza, es muy claro, uno de cinco pobres que existan al final del 2012, se habrán gestado en la administración saliente; la precarización del empleo significó un aumento de la economía informal, aumentó el número de mexicanos que trabajan sin prestaciones de salud; cerca de siete millones que trabajan y cuando mucho reciben un salario mínimo de remuneración, hay otros tres millones que trabajan y no reciben pago y esto es de lo mas delicado, la creación de empresas, después de las crisis de 2009 es más bajo que en 2008, aquellos que generan el empleo están en condiciones más adversas que antes, explica el académico.
En este sentido, Peña Nieto completaba que "México se ha distinguido en los últimos 15 años por la gran estabilidad macroeconómica que tiene, que lamentablemente, todavía no se ve hoy reflejada en suficiencia en la economía familiar, en lo que pueda significar condiciones de mayor bienestar, especialmente a sectores que están en condición de mayor marginación".
Pero a pesar de la fatalidad que reconoce en primera instancia el priísta, en un acartonado reconoce que si bien existe dicha estabilidad, "el control de la inflación, el manejo de lo que fueron el tratar de no generar un endeudamiento más grande, el tratar de generar una mayor inversión pública, son algunos elementos que son atisbos de algo positivo".
Cuando el ocho de octubre el presidente, Felipe Calderón, recibió en Los Pinos a Enrique Peña Nieto, para dialogar sobre temas económicos, ambos políticos establecieron el compromiso de continuar intercambiando información en materia económica, para cumplir con el objetivo de garantizar un proceso de transición ordenado y transparente, tarea difícil ahora que el mandatario panista se encontrará dando cátedra en la Universidad de Harvard.
Sin embargo el tema económico, pese a su estabilidad, es seriamente cuestionado por académicos y especialistas quienes aseguran que lo único plausible es que los alimentos siguen subiendo de precio, crecen a tasas de doble dígito y propiamente esto ocasiona un daño severo a los más pobres.
Para el doctor de la Cruz, el error de Calderón comenzó junto a su sexenio. "Lo primero es hacer un diagnóstico correcto en todos las áreas de trabajo de una administración, si recordamos, el diagnóstico correcto en época de campaña donde el empleo era uno de los elementos fundamentales que se deberían de atender en la economía mexicana, no se vio reflejada en una política económica que atendiera este hecho, esta ventana de oportunidad de haber atinado en el diagnóstico se desperdició".
"El aprovechar los recursos financieros excedentes que se tuvieron a lo largo de su gestión, este recurso debió haber sido suficiente para generar una transformación más fuerte en términos económicos, existió también la oportunidad de crear una administración pública más austera, más eficaz; motivada por la recesiones que existían, pero no se apostó por ello; de igual manera, tratar de generar ingresos fiscales que empiecen a sustituir la dependencia que tienen las finanzas públicas sobre el petróleo, estos son algunos de los elementos fundamentales que se dejaron de lado", critica.
Sin embargo, para el senador panista Roberto Gil, lo que ya es agua pasada, no debe de interferir con la transición, que es en donde debe estar puesta la atención, asegura.
"El presidente Calderón cerrará su gobierno con reformas por mucho tiempo diferidas y con una transición en paz y cooperativa. El gobierno saliente supo leer sus circunstancias: la segunda alternancia debilitaba los incentivos del PRI a la obstrucción y la constitución aportaba un instrumento -la iniciativa preferente- para provocar deliberaciones votadas. El presidente entrante contará con un mejor marco legal para generar empleos y promover la responsabilidad financiera de estados y municipios, marco que, por cierto, el PRI le negó al presidente Calderón a lo largo de toda su gestión. Esas reformas de fin de sexenio son muestra plástica de que el problema de muchas decisiones no fue la supuesta incapacidad del gobierno para negociar las agendas, sino la indisposición de la oposición para construirlas. Y es que lo único que ha cambiado en estos meses es que el PRI ya no necesita hacer oposición para ser gobierno", indica convencido aunque la cruda realidad es que Peña Nieto como presidente, deberá de tener en cuenta la imagen que actualmente se tiene de México tras los seis años de gobierno controlados por el PAN.
Mientras unos consideran que el voto electoral indicó la percepción de los ciudadanos sobre la gestión del mandatario panista, "tenemos una gestión donde el 65% de los votantes emitió su voto por una opción distinta al partido en el gobierno", critica de la Cruz. "En le exterior la imagen es más positiva, en el sentido de que esta lucha contra el crimen organizado, fue bien vista en EU y en algunos otros países".
"En el calor de la coyuntura también se realizan juicios con poco sustento sobre el gobierno que concluye, lo cual nos recuerda lo señalado por don Alfonso Reyes: "La historia que acaba de pasar es siempre la menos apreciada", señala el senador Ernesto Cordero quien en un último intento desde la Cámara Alta, acude al rescate de Calderón como prueba de su fidelidad por la confianza que existe entre ambos panistas.
Sin embargo, esta saturación de información, opiniones y expectativas sobre el presidente que deja el cargo y el que llega a ocuparlo, elementos que critica Cordero, son importantes, al menos al considerar que Peña Nieto tiene escaso margen para moverse en el corto plazo, "dependerá de su diagnóstico y dependerá de su confianza en quien nombre como encargado de la SHCP y de la SE, de ver si habrá un viraje en esto o si se mantiene la inercia", algo difícil etiqueta el doctor de la Cruz pues la economía mexicana es exportadora, "depende de Estados Unidos y el problema es que EU ya va a una nueva desaceleración".
Pero descartando la fatalidad, la llegada del priísta Peña Nieto a la presidencia marca un nuevo comienzo, donde México tiene el desafío de saltar el plano secundario en que se encuentra. "Lo que más se proyectó al exterior fue esta lucha contra el crimen organizado, porque en un momento dado, fue difícil que alguien diga que no es correcta, en términos directos, como para posicionar al país y que le permitan competir con países en desarrollo" señala el catedrático del Tec de Monterrey, mientras que el senador Cordero, se repite así mismo que México es próspero, "con una economía estable y en crecimiento, con una amplia cobertura de programas sociales, históricas obras de infraestructura, con una política de seguridad y con una experiencia exitosa en la toma de decisiones y desarrollo de políticas públicas".
Lo que es indudable, es que la primer vara de medición del nuevo presidente priísta será hecha durante los primeros 100 días de su gobierno, pero tendremos que esperar seis años, cuando se haga corte de caja a la administración de Peña Nieto, en que este superávit político con que gobernó Calderón, al menos para sus correligionarios, sea finalmente destacable o nuevamente enmohecido, por los probables aciertos con que Peña Nieto salga de Los Pinos en 2018.