Durante una conversación telefónica de la noche del jueves, "ambas partes han vuelto a insistir en la importancia de la alianza entre Estados Unidos y la República de Corea (del Sur) como la piedra angular de la paz y la seguridad en la península de Corea y en la región Asia-Pacífico", dijo mandatario citado en un comunicado.
En la nota se indicó que Park y Obama "han coincidido en la necesidad de una estrecha cooperación en una serie de problemas de seguridad en la región y el mundo, incluyendo a Corea del Norte."
Park Geun Hye fue electa presidenta de Corea del Sur el miércoles. Al día siguiente, prometió "una nueva era" en las relaciones con Corea del Norte basada en una "seguridad fuerte y en una diplomacia basada en la confianza."
Durante la reciente campaña electoral, Park se había distanciado de la intransigencia que caracterizaba a la política hacia Corea del Norte del Partido Conservador y del presidente saliente, Lee Myung-Bak, que había suspendido la ayuda humanitaria a Pyongyang en represalia por el bombardeo de un isla de Corea del Sur, en 2010.
Park incluso sugirió un encuentro con el joven líder norcoreano Kim Jong-un, que asumió el comando del régimen comunista luego de la muerte de su padre, Kim Jong-il, en diciembre de 2011.
Corea del Sur cerró con la elección de su primera mujer presidenta un 2012 marcado por la tensión con Corea del Norte, el conflicto histórico con Japón y los escándalos de corrupción que salpicaron a familiares y allegados del jefe de Estado, Lee Myung-bak.
Hija del fallecido dictador Park Chung-hee, que en los 60 y los 70 impulsó un rápido avance económico manchado por graves violaciones de los derechos humanos, Park Geun-hye ha sido sin duda el personaje más destacado de los últimos e intensos doce meses en Corea del Sur.
Tras una acalorada campaña, Park, de 60 años, soltera y sin hijos, fue elegida como la primera mujer presidenta en la breve historia de este país fundado en 1948, al acumular un 51.6% de apoyo en los comicios del 19 de diciembre frente al 48% de su rival, el progresista Moon Jae-in.
La política conservadora sustituirá en febrero a su compañero de partido Saenuri, el actual presidente Lee Myung-bak, que ha llegado desgastado a su quinto y último año de mandato después de que varios escándalos de corrupción salpicaran a sus familiares y ayudantes más cercanos.
Uno de ellos tuvo que ver con la compra fallida y presuntamente irregular de unos terrenos donde se pretendía levantar su futura residencia particular, en la que los fiscales investigaron al hermano mayor, al hijo y a los servicios de seguridad del presidente e interrogaron a su esposa.
Otro de sus hermanos, Lee Sang-deuk, ingresó en prisión en julio tras ser acusado de recibir sobornos de diferentes entidades, lo que llevó al propio Lee Myung-bak a pedir perdón a los ciudadanos en un discurso emitido en las principales cadenas de televisión del país.
En cuanto a las siempre conflictivas relaciones con Corea del Norte, el presidente Lee mantuvo en su último año en el poder las políticas de línea dura emprendidas en 2010, año que dio inicio a una larga etapa de tensión entre las Coreas que se prolonga hasta hoy.
Con esto, Seúl restringió al máximo los contactos con el Norte, intensificó su preparación militar y prometió responder de forma contundente a cualquier tipo de agresión del país vecino, que a lo largo de 2012 formuló numerosas amenazas a Seúl sin que ninguna se llegara a cumplir.
Además, en septiembre Estados Unidos accedió a la vieja reivindicación de Corea del Sur de ampliar el rango de sus misiles balísticos a 800 kilómetros, lo que en caso de conflicto le permitiría alcanzar objetivos en todo el territorio norcoreano.
Otra crisis abierta este año para Corea del Sur, en este caso diplomática, fue con Japón, después de que el presidente Lee visitara en agosto los islotes de Dokdo/Takeshima, gobernados de facto por Seúl pero reclamados por Tokio.
La visita al pequeño archipiélago, la primera de un jefe de Estado surcoreano, dio inicio a una serie de desplantes entre ambos gobiernos, que también mantienen disputas por sus diferentes visiones históricas sobre la colonización japonesa de Corea en la primera mitad del siglo XX.
Uno de los objetivos que Corea del Sur se marcó para 2012 era poner en órbita un satélite mediante un cohete de fabricación parcialmente local -el Naro- tras dos intentos fallidos en años anteriores, pero diversos problemas técnicos aplazaron los lanzamientos previstos en octubre y diciembre.
Paradójicamente, Corea del Norte alcanzó la hazaña antes que el Sur al lograr en diciembre poner en órbita su propio dispositivo espacial entre el asombro generalizado y la condena tanto de Seúl como de gran parte de la comunidad internacional.
En el plano económico, 2012 se caracterizó por la desaceleración en Corea del Sur, cuyos pronósticos de crecimiento del PIB se fueron desinflando desde 3.5% inicial hasta la última revisión del banco central de 2.4% para final de año.
Las dificultades en este ámbito de la cuarta economía de Asia tuvieron su compensación en el terreno deportivo, con un resultado histórico de 13 medallas de oro que situaron a la pequeña Corea del Sur como quinta potencia deportiva de los Juegos Olímpicos de Londres.