La cuestión es aprovechar la coyuntura mundial en donde economías grandes y las emergentes de gran tamaño comienzan a desacelerar, pero la pregunta clave es ¿cómo aprovechar?
Ya se empezó dando un paso firme, independiente de la buena salud económica del país, se lanzaron buenas críticas al exterior con la reforma laboral pero la comunidad internacional reclama cambios mayores con las reformas que aún permanecen pendientes y es ahí donde recae la oportunidad histórica para nuestro país.
Sin embargo, existen grandes limitantes que los actores directamente involucrados tendrán que resolver para que estas reformas se hagan en forma y permitan que nuestro país logre crear un desarrollo económico satisfactorio.
Las reformas pendientes necesitan que su contenido genere un impacto significativo ya que de lo contrario su impacto será insignificante. Un factor importante para el éxito de estas reformas será el liderazgo político sólido, ya que la ausencia de éste puede llevar a la aprobación de reformas o minireformas que no satisfagan los requerimientos de la economía para promover su modernización, como ha sucedido en el pasado.
Adicionalmente, se tienen obstáculos importantes que se deberán contemplar como la debilidad del mercado interno. En nuestro país los monopolios son beneficiados por regímenes fiscales especiales que, entre otras cosas, provocan que el capital generado en nuestro país salga y no se reinvierta en territorio nacional, además de la dependencia que se guarda con la economía estadounidense, provocada a su vez por la debilidad del mercado interno.
Otro foco rojo que se tiene que atender es la deuda de los estados. Este problema es mayúsculo ya que los niveles de deuda alcanzados por las entidades no únicamente involucra a las administraciones actuales sino a las futuras; de acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el plazo promedio para que los estados puedan cumplir con sus obligaciones financieras es de 15 años por lo que de la aportación federal que las entidades reciben del gobierno federal, se tendrán que destinar 3 de cada 4 pesos para el pago de adeudos, gasto corriente y otros ingresos.
La dependencia económica, consecuencia de la debilidad del mercado interno también tiene otras problemáticas que se deben considerar. La dependencia alimentaria se encuentra ligada a la situación del campo mexicano el cual se encuentra en crisis desde décadas atrás y que provoca, entre otras cosas, que nuestro país incremente las importaciones de alimentos que forma la dieta básica de la población (un incremento de 7.7% de maíz, soya, frijol y trigo en octubre de 2012).
En ese sentido, la mayor demanda de alimentos por parte de los países asiáticos, así como la utilización de granos para elaborar combustibles, puso al descubierto la vulnerabilidad de México en materia alimentaria desde 2011 y lo situó como una nación altamente dependiente de las importaciones en productos básicos como maíz, frijol y arroz. Para nuestro país, el problema está latente ya que podría verse afectado debido a su condición de importador debido a sequías que pongan en peligro la producción local o internacional, o por un incremento en los pedidos de diversas naciones.
Un problema de no menor importancia, es la situación externa. Como se mencionó, la cercanía comercial con Estados Unidos puede ser un arma de dos filos ya que si este país entra en recesión existen factores que se verán reducidos y que afectan nuestra economía de forma importante como lo son las remesas y la inversión, sobre todo si consideramos que el llamado abismo fiscal no se ha superado por completo.
Estas problemáticas enlistadas son únicamente una parte de todas las que aquejan al país, sin embargo, la comunidad internacional está conscientes de ello por lo que el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) pidieron a México acometer reformas estructurales ambiciosas que permitan acelerar su desarrollo y reducir su gran desigualdad.
En el marco de la celebración del Foro México 2013, los organismos internacionales vieron la urgencia de realizar cambios. El secretario general de la OCDE, el mexicano José Ángel Gurría, consideró necesario que haya cuanto antes una reforma fiscal porque sin ella "el Estado mexicano no puede cumplir" con el reto de que haya más igualdad y menos pobreza; recordó que las reformas que se discutirán en este foro "no son ya una opción, sino una absoluta necesidad" inaplazable y urgente.
La importancia de la reforma fiscal a la que se refiere José Ángel Gurría recae en que México cuenta con una muy baja recaudación tributaria con respecto al PIB: según la OCDE, la proporción de ingresos recaudados por las haciendas estatales de México representó en 2010 tan sólo el 18.8% del PIB, es decir, de las recaudaciones más bajas ya que el promedio de recaudación de sus países miembros es de 33.8%.
Por tal motivo se hace imperante que este rubro se reforme de tal manera que pueda aumentar los recursos provenientes de tal concepto. La propuesta para reforma fiscal que ronda la opinión pública contempla aspectos como la eliminación del Impuesto Empresarial de Tasa Única (IETU), así como la homologación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) a una tasa única en donde haya una pequeña canasta básica de alimentos que permanezcan exentos.
La oportunidad que México tiene enfrente es importante en primera instancia por la visión hacia el exterior que se dará al aprobar reformas importantes, y en segunda instancia, porque los inversionistas extranjeros podrán voltear a ver a México como un país estratégico para sus negocios y con una cercanía geográfica importante con uno de los mercados más grandes del mundo.
Por tal motivo, el país necesita fortalecer sus fuentes de crecimiento por medio de la implementación de verdaderas reformas con contenido que permita alcanzar un cambio relevante. De lograrse, la economía aumentará su capacidad productiva y, en consecuencia, su crecimiento potencial. La receta se encuentra en los cambios estructurales que refuercen el ahorro y la inversión, la productividad multifactorial y el cambio tecnológico.
Una senda de crecimiento económico más alto ciertamente depende de los cambios estructurales, pero un crecimiento económico que lleve al país a un nuevo nivel internacional depende de que esos cambios logren que el país tenga una mayor capacitación laboral, mejor educación, más infraestructura pública, mercados sólidos, legislación prudente, y por consiguiente, un mejor nivel de vida para los ciudadanos.