En esta ocasión me gustaría referirme al tema de salud. El Pacto por México incluye como su primer punto la Seguridad Social Universal, que incluye las dos primeras acciones mencionadas en el párrafo anterior y el acceso universal a los servicios de salud, teniendo como ejes la portabilidad y convergencia.
La cobertura universal de aseguramiento en salud es la herramienta que tienen los Estados para proteger financieramente a las familias ante el riesgo de enfrentar una enfermedad. El aseguramiento universal permite el agrupamiento de riesgos y la consecuente mitigación de actitudes oportunistas, como selección adversa; el establecimiento de subsidios cruzados, entre la población joven y sana a la población mayor y enferma y de los de mayor ingreso a los de menor ingreso; y es una forma efectiva de incentivar comportamientos preventivos en la población.
No ha quedado claro exactamente cómo se va a establecer la Seguridad Social Universal en salud en lo que respecta a los derechos, beneficios y financiamiento y a la organización del sistema. En temas cruciales se tiene que decidir entre dos opciones:
I) Se establece un sistema de afiliación voluntaria o en esquema de afiliación obligatoria;
II) Se establece un sistema de beneficio público igual para todos (piso mínimo) o se permite que los afiliados a la seguridad social puedan tener beneficios adicionales al piso mínimo; y
III) Se fortalecen las distintas agencias existentes, IMSS, ISSSTE y las agencias del Seguro Popular en los estados, o se opta por un asegurador único, digamos como en Inglaterra y Canadá.
La realidad es que en salud no hay mejores modelos. Las distintas opiniones tienen que ver con valores de equidad y responden a diferentes perspectivas que se tenga de la política económica. Por ejemplo, hay quienes creen que todos deben recibir el mismo servicio público y que es inequitativo que los trabajadores de la seguridad social reciban más servicios, aunque éstos sean financiados por impuestos a la productividad de los mismos trabajadores.
En virtud de ello, las múltiples propuestas que están circulando de agencias nacionales e internacionales y grupos de investigadores tienen elementos coincidentes, pero elementos divergentes. El elemento coincidente más importante es que el piso básico de protección social se financie con impuestos generales y que como consecuencia se reduzcan las contribuciones a la seguridad social; un viejo reclamo de los empresarios por cierto, pero que requiere una reforma fiscal.
Así, hoy no se sabe exactamente qué forma tomará la Seguridad Social Universal en salud, hay varios modelos que se pueden etiquetar así. Lo más útil para implementar el mejor modelo para México sería:
I) Reconocer los aciertos de una política de salud que lleva 30 años de continuidad; pero también sus limitaciones; y
II) Tener un diálogo social amplio con expertos y grupos de interés.
Sólo para terminar y en referencia a que se deben reconocer las limitaciones de las políticas anteriores, el Pacto con México, señala que los ejes de la Seguridad Social Universal tienen como ejes las políticas de portabilidad y convergencia. Entre otras cosas la política de portabilidad y convergencia se refiere a homologar la calidad de la atención a través de protocolos, el uso extensivo del expediente clínico electrónico, la base de datos única de salud, y el intercambio de servicios entre el IMSS, ISSSTE y las unidades de la Secretaría de Salud y de los estados.
Esta política fue la más importante del gobierno de Calderón después de extender la cobertura del Seguro Popular. No obstante, hoy existe evidencia abundante que indica que la estrategia de portabilidad y convergencia registró mínimos avances. Más aún, en mi opinión los avances son mínimos porque hay errores de conceptualización, no sólo de ejecución.
En política pública si se cree que una estrategia fallida va a funcionar con nuevas personas, que implícitamente asume que el problema era de capacidades humanas y no de la estrategia, se está empezando con el pie izquierdo.