Miercoles 6 de Febrero del 2013 |
5-11 / Noviembre / 2011
Nelly Aguilera
Nelly Aguilera

Reflexionando sobre los ninis

En los meses recientes se ha abordado entre los especialistas laborales el tema de los nini, personas jóvenes que no estudian ni trabajan; discusión que ha tenido eco en los medios de comunicación y en la reacción del gobierno para impulsar políticas públicas. Considero sin embargo, que vale la pena analizar más a fondo este tema para ponerlo en su justa perspectiva.

Primero, si bien cuando se usa una definición amplia se calcula un número importante de ninis, una vez que se usan definiciones más estrechas este número se reduce significativamente. En efecto, si se usa la definición amplia de los nini, personas entre 15 y 29 años de edad, que declaran no estudiar ni trabajar, se calcula con datos del Censo 2010 que el número es de 8.4 millones de jóvenes en esta situación. No obstante, si se utiliza una definición más estrecha, que excluye a las personas que buscan trabajo (es decir, que están activas en el mercado laboral), a las que se dedican a los quehaceres del hogar y a las que sufren alguna discapacidad, el número se reduce a 1.3 millones de personas.

Ahora bien, que el número de ninis se reduzca de forma significativa con una definición más estrecha no quiere decir que las personas que se excluyeron del cálculo no generen algún tipo de preocupación. El hecho de que existan muchas personas en los quehaceres del hogar, especialmente mujeres, puede reflejar exclusión social, que orilla a la vida doméstica como única opción. Por otro lado, el hecho que un número importante de personas estén buscando empleo pero no encuentren refleja falta de oportunidades laborales de acuerdo a sus habilidades.

Segundo, si se analiza geográficamente, los mismos datos del Censo 2010 permiten concluir que el fenómeno de los ninis es un fenómeno de localidades o ciudades pequeñas; el número de ninis hombres disminuye significativamente en las ciudades mayores a 100,000 habitantes. El porcentaje de ninis mujeres (en relación al grupo poblacional) es más o menos el mismo en ambos tipos de localidades.

Independientemente de qué definición tomemos, y de que el fenómeno afecta a muchos países del mundo, el fenómeno de los nini es un problema que no puede ignorarse. ¿Cómo resolverlo? La respuesta no es fácil.

En el largo plazo, la solución debe estar en el crecimiento económico y en la mejora al sistema educativo, de tal forma que los jóvenes esperen una tasa de retorno de mayor educación y empleo lo suficientemente alta para evitar su desencanto con una vida activa. De conjugarse ambas condiciones, los jóvenes prolongarían su estancia en la escuela, alcanzarían mayores niveles educativos, recibirían una mejor educación y se emplearían más rápidamente y mejor remunerados.

En el largo plazo, la solución debe estar en el crecimiento económico y en la mejora al sistema educativo, de tal forma que los jóvenes esperen una tasa de retorno de mayor educación y empleo lo suficientemente alta para evitar su desencanto con una vida activa.

En el corto plazo, sin embargo tenemos que reconocer, por un lado, que ya existe un número importante de jóvenes que no va a regresar a la escuela y que tienen bajas habilidades y, por el otro, que programas específicos, aislados, con alcances limitados, como los de empleo temporal, en general no han tenido los resultados esperados en ninguna parte del mundo.

Las políticas exitosas deben ser aquéllas que permitan a los jóvenes establecerse en una ruta de adquisición continua de habilidades, partiendo de una base muy baja. En este sentido se tiene que flexibilizar el mercado laboral y abaratar los costos del empleo formal, claro siempre respetando los derechos de los trabajadores y garantizándoles protección social.

La posibilidad de tener un empleo formal parcial (no de ocho horas diarias); la posibilidad de reducir contribuciones a la seguridad social por un periodo, tener políticas generalizadas de entrenamiento en el trabajo o disminuir los costos de despido (que fomenten el nuevo empleo) parecen ser claves para el logro de este objetivo. Vale la pena recordar que los mercados laborales inflexibles, como el mexicano, protegen a las personas que ya están empleadas en detrimento de las que quieren entrar por primera vez al mercado laboral: los jóvenes.

En mi opinión, solucionar el fenómeno de los nini en el corto plazo pasa necesariamente por una reforma laboral que flexibilice el mercado de trabajo y en el largo plazo, por más y mejor educación y crecimiento económico.

Los políticos que pretenden solucionar el fenómeno de los nini sin estar comprometidos con una reforma laboral tienen, desde mi punto de vista, posiciones incongruentes.

A manera de paréntesis, agradezco a mi colega Carla Pederzini, del departamento de Economía de la Ibero, los datos para esta nota.

Por: Nelly Aguilera
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