Por desgracia, en los últimos meses la salud de Chafic se ha visto disminuida y, recién desaparecido Marcelino, existía la preocupación de quién continuaría con la trayectoria ganadera de una dehesa que desde 1966 es de gran importancia.
El lidiar con el nombre titular de San Martín habla por sí mismo del respeto por la tradición que tiene el licenciado Baillères, pues prefiere seguir acumulando historia para la divisa morada y verde, que absorberla. En mi opinión, es un gesto de señorío, de esos que tanta falta nos hacen es esta época.
Al licenciado, me parece la parte de San Mateo, fue la que más le interesa y por eso tal vez, decidió comprar el hierro y divisa de San Martín con lo que serán cuatro las ganaderías bajo su responsabilidad, San Miguel de Mimiahuápam, Begoña, Santa Teresa, más, la recién adquirida.
En Monterrey queda para la historia la fecha del 26 de agosto de 2012, pues con el transcurrir del tiempo, la ganadería de San Martín en las manos expertas y escrupulosas de la Casa Bailléres, seguramente dará motivo para enhebrar en la historia de las ganaderías mexicanas que tanto han contribuido a la evolución del toro de lidia.
Que sea para bien y ¡enhorabuena!.