En fin. Lo bueno es que aunque no obtuvo trofeo alguno por fallar con la espada, me parece que con el primero de la tarde El Zotoluco ha toreado por nota con la derecha y con la izquierda su maestría aprovechó al máximo las embestidas bondadosas, lentas y claras de Misionero.
Dos regalaron un toro. Castella uno de Campo Real propiedad del Chino Gómez, caribello y bragado que fue un compendio de fijeza y prontitud noble en la embestida para que Sebastián con el capote y la muleta labrará una bella. Una estocada defectuosa provocó que el trofeo fuera una oreja y para el toro el homenaje del arrastre lento.
Posteriormente Juan Pablo Sánchez se jugó la piel alegremente con un toro de Los Ébanos. Con el capote y la muleta porfío y dejó entre otros momentos, una vitolina para el recuerdo cuando el toro acometió de pronto hacia Juan Pablo, quién con gran inteligencia se puso la muleta por la espalda para vaciar la intempestiva embestida del toro tamaulipeco con gracia. Un rotundo estoconazo remató la faena para recibir una merecida oreja que paseó por el ruedo capitalino con orgullo.