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Algunos duran una semana y son considerados auténticos records los que se prolongan unos meses.

La música pop es un objeto de consumo desechable una vez agotada su novedad.

El objeto de consumo nunca sobrevive a su momento, no conoce la trascendencia.

El arte sobrevive a su contexto histórico, es transhistórico en sus formas y en su significado.

Las obras que justifican su presencia por el momento en que están realizadas se convierten, como la música pop, en algo que no es capaz de sobrevivir a su tiempo y que tiene su razón de ser en un gusto pasajero.

El arte contemporáneo insiste en que sus obras sean apreciadas desde un contexto histórico que fácilmente se desvanece aun con las obras expuestas dentro de la sala, esto las limita al grado de no tener más sentido o valor que la música pop.

Decir que el artista debe crear con los elementos de su tiempo y que esto está sometido a las formas y los objetos más inmediatos y accesibles al espectador, impone una fecha de caducidad en cada obra, la convierte en endogámica y reduce la construcción de significado.

El arte deja de ser universal para ser localista, ya no es intemporal, se etiqueta y forzosamente se ideologiza.

El término contemporáneo, que es una imposición temporal del ahora, niega la experiencia, el conocimiento y la memoria, y sin embargo no sobrevive al futuro: esta modernidad es una burbuja que estalla y desaparece. Para ver estas obras dentro de su contexto histórico se acotan al significado coartando aun más la apreciación estética.

El arte debería superar los significados momentáneos para buscar significados trascendentales.

Las obras del Caravaggio dejaron atrás sus elementales significados religiosos, y existen en una autonomía estética y filosófica que no necesita de una explicación actualizada, son intemporales, transcendentes.

Apreciar una obra por su significado la ideologiza ya que si no compartimos las ideas que pretende encarnar entonces la apreciación estética no existe.

La apreciación estética no es la afiliación a un partido o un bautismo religioso, no se puede pedir al espectador que comulgue con una idea para apreciar una obra, la contemplación es un acercamiento personal con una obra y con la creación misma, esto nos aportará ideas, pero estas no están limitadas ni al tiempo ni a una forma de pensamiento.

Que el arte esté limitado a convencionalismos de forma y de ideas para ser apreciado es un atentado contra la libertad. La música pop es moda generacional, pero es algo más, es la representación del más fuerte, se impone lo que tiene más medios, más marketing, y esto no es sinónimo de calidad, hemos conocido miles de mediocridades famosas.

Así se siembra el mito de los artistas que son temporales, sin obra y que se imponen como la cultura dominante.

Esto no los libra de la intrascendencia, al contrario, están condenados, como la música pop, a los caprichos del mercado.