Sin duda Sandy tuvo mucho que ver, pero sobre todo la comunidad hispana quien vió en el candidato republicano una imagen de intolerancia y xenofobia, que aunque este quiso revertir al final de su campaña, le fue imposible remontar. Para México, más allá de quien era el ganador que podría ser mejor, lo más importante es que al gobierno de Estados Unidos le vaya bien económicamente, de esa manera la economía mexicana tan dependiente de nuestros vecinos del norte, crecerá de manera sustancial.
Obama hizo muchas promesas que tienen que ver con México: habló de una política migratoria con respeto a los derechos humanos, de impedir que mediante el tráfico de armas hacia nuestro país, continúe la violencia, misma que ya ha llegado hasta el otro lado de nuestra frontera. Por otro lado vemos que se legalizó la mariguana para fines recreativos en algunos Estados de la Unión Americana, lo que nos invita a una nueva reflexión, sobre si la legalización de las drogas puede o no acabar con parte del fenómeno de violencia que trae aparejado, entendiendo que no es lo mismo legalizar la mariguana que legalizar el uso de las drogas en su conjunto.
La relación entre nuestros dos países no mejorará sustancialmente, y aquí creo que nuestro vecino del norte nos sigue considerando su patio trasero, sin acabar de entender que en la medida que a México le vaya bien económicamente, dejará de fluir la migración o por lo menos de manera tan impactante.
En Estados Unidos la falta de empleos originada por la crisis es uno de los factores que más jugó en la pasa elección, y como bien dicen los republicanos, primero hay que dar empleos a los ciudadanos norteamericanos que a los migrantes. Aquí la diferencia es el tipo de empleo; sólo los hispanos están dispuestos a llevar a cabo trabajos que siendo de mucho esfuerzo y alta calidad, no son lo suficientemente bien pagados. Pero si podemos imaginar en México una economía fuerte, entonces nos volvemos un país que además de producir, podría también ser consumidor de la gran cantidad de productos y servicios que ofrece nuestro país vecino; además dejaríamos de ser una amenaza constante a su seguridad nacional.
Barak Obama ha designado a un equipo que se encargue de revisar dos cosas de las que en México deberíamos de aprender, primero que las críticas de los republicanos durante su campaña, pueden ser ciertas y por ello habrá que revisar lo que se ha hecho mal y por otra parte están revisando las propuestas de su contrincante para ver cuáles de ellas son viables, políticamente congruentes con el pensamiento de los demócratas y entonces echar mano de ellas para seguir construyendo una país cada vez más fuerte. Tendríamos que tomar ejemplo de ello!
En México en cambio nos reinventamos cada seis años, echando por la borda mucho de lo que se ha construido o de lo que está en construcción. Nuestra clase política pretende casi siempre tener toda la gloria y para lograrlo hay que desmarcarse del gobierno anterior descalificando todo lo posible, incluso los aciertos del pasado gobernante y no es así como se construye un país, México requiere de políticas transexenales, como decía el Barón Otto Von Bismarck. La diferencia entre el político y el estadista es que el primero ve la próxima elección y el segundo mira hacia la siguiente generación.
Dentro de unos días se reunirán Peña Nieto y Obama, dos corrientes de pensamiento mucho más cercanas que la que pudo haber tenido el PAN, así que podemos esperar una mejor relación, pero también ofrecer una mayor cooperación y exigirla para nosotros.
Yo soy de los que extraño los contrapesos, por ejemplo el que México tenía mediante la doctrina Estrada con el gobierno cubano y la calidad moral que obteníamos de Centro y Sudamérica. Una nueva relación implica también hacer a un lado la sumisión de los últimos doce años, exigir respeto a nuestra idiosincrasia, a nuestros valores y tradiciones, a nuestras decisiones y exigir también un trato mucho más igualitario, esto a pesar de las diferencias existentes y evidentes.