Enrique Peña, ha propuesto volver a darle a la Secretaría de Gobernación la fuerza que tenía en el pasado, desarticulada por los gobiernos del PAN y en vista de la ingobernabilidad existente suena congruente regresar a un esquema en donde no sea la policía quien tenga en sus manos la gobernabilidad y menos la seguridad nacional. Los riesgos son de todos conocidos, puede volver la intolerancia y el autoritarismo, mismos que es verdad en estos dos sexenios no fueron tan radicales como en el pasado priísta. La desaparición de la Secretaría de Seguridad Pública es un factor que puede contribuir a tener una mejor seguridad paradójicamente, pero no es el único cambio que tiene que darse ni en materia de seguridad ni en materia de lo que pueden ser las políticas públicas que son necesarias, seguidas de las reformas pertinentes para alcanzar mejores estadios para un país profundamente lastimado y empobrecido.
Lo que necesitamos es un cambio en el sistema: este modelo ya está agotado y sufre el anquilosamiento que nos trae aparejada tanta desigualdad social.
Un nuevo pacto federal sería una medida urgente, un pacto que logre que Estados y Municipios caminen con el mismo rumbo, que permita tener una visión de largo plazo, que desde el primer día pueda contar con el apoyo de todos los gobiernos y por ende de los gobernados. Los mexicanos estamos cansados de escuchar como entre los políticos se atacan sin poder ponerse de acuerdo, sin que sea el arte de la política lo que lleve a los consensos necesarios para el bienestar de la ciudadanía.
Cómo lograr un nuevo pacto que arroje un nuevo sistema? Tenemos el ejemplo del Pacto de la Moncloa, pero por si eso no fuera suficiente, tenemos los resultados de un México en donde varias de sus regiones han caído en el Estado fallido que hace que el Estado mexicano se encuentre en riesgo.
Un nuevo sistema implica creatividad y decisión, poder tener la capacidad incluso de copiar modelos de otros países en donde han funcionado cambios que sin ser radicales, los que sí han abonado a mejorar sustancialmente la situación.
El PRI, no la tiene fácil, tiene el recuerdo de lo mejor pero también de lo peor, tiene que renovarse y entender que la mayoría de los mexicanos no votaron por su partido político, por lo que se hace necesario ganarse la credibilidad dando resultados que se sientan en el bienestar del pueblo. Un pueblo que ha venido aguantando más de lo que debería y probablemente de lo que esté dispuesto a seguir soportando. Nuevas políticas públicas en materia de seguridad, de salud, de educación, de turismo, de economía, de energía, ya que resulta evidente que debido a los intereses de unos cuantos, México no ha podido entrar en la modernidad. Un nuevo sistema implica que haya quienes pierdan sus privilegios a favor de las mayorías, sobre todo cuando estos privilegios son el principal obstáculo para poder mejorar las condiciones de los mexicanos.
Todos sabemos que el país está secuestrado por los monopolios y en ellos están incluidos los sindicatos.
¿De verdad se quiere mejorar la competitividad? Pues entonces es tiempo de cambiar las cosas y no de seguir administrando un sistema que ya no da más de si.